¿Por qué aún no existe un Estado palestino?

Fredi Winkler

Los palestinos podrían haber tenido su propio Estado y paz ya hace mucho tiempo. Por qué no sucedió.

Para comprender el conflicto entre Israel y los palestinos, debemos conocer sus raíces históricas y retroceder en la historia. Existe evidentemente un gran desconocimiento sobre los antecedentes, porque el conflicto tiene al menos 75 años. Y muchos toman unilateralmente partido por los palestinos, a quienes supuestamente los judíos les habrían robado su territorio. A continuación, se presenta un resumen de los hechos más importantes.

El mandato expirado
Durante 400 años la región de Israel, llamada Palestina, estuvo bajo dominio turco, hasta que los británicos la conquistaron al final de la Primera Guerra Mundial, abarcando desde Egipto hasta el golfo Pérsico. Durante 30 años, Gran Bretaña gobernó la región bajo el mandato de la Liga de Naciones.

Cuando el mandato expiró en 1948, surgió la pregunta: ¿Qué debería suceder con el territorio de la Palestina histórica? ¿Se debe prorrogar el mandato o debe crearse allí un país independiente?

Se estableció una comisión de las Naciones Unidas para abordar la pregunta. Recomendaron no prorrogar el mandato, porque las diferencias entre árabes y judíos eran demasiado grandes. La mejor solución sería, por lo tanto, no crear un país independiente sino dividir el país en un Estado árabe y otro judío.

La negativa árabe
Los árabes palestinos se opusieron desde el principio a la división de la región. Inicialmente, los judíos también reaccionaron con reserva. El hombre decisivo del lado israelí fue David Ben-Gurión, quien vio en la división la única oportunidad para un Estado judío. Logró obtener una mayoría a favor de la división entre los judíos responsables en ese momento. Ahora el desafío era superar el obstáculo más grande en el camino hacia un Estado judío: obtener una mayoría de dos tercios en la ONU, necesaria para el establecimiento de ese Estado.

Israel, una creación de las Naciones Unidas
Las posibilidades de obtener la aprobación para la creación de un Estado judío no eran buenas. Sin embargo, ocurrió el milagro porque era el momento de Dios para ello. Andréi Gromiko, el delegado soviético en las Naciones Unidas, declaró: “No sería justo que no le diéramos a los judíos, después de todo lo que pasaron en la Segunda Guerra Mundial, su propio Estado”. Muchos Estados satélites soviéticos también votaron a favor, lo que permitió obtener la requerida mayoría de dos tercios.

El plan de partición de la ONU para Palestina
Según el plan de partición de la ONU, los árabes, al ser más numerosos, habrían recibido la mayor parte de Palestina, pero no estaban satisfechos con eso, porque no querían tolerar un Estado judío al lado de ellos. Dijeron que “NO”.
Esta posición intransigente conduciría a la guerra, y eso fue claro desde el principio para los judíos.

Guerra por Palestina
El liderazgo árabe-palestino no podía librar la guerra por sí solo y se alió con los cuatro Estados vecinos: Egipto, Siria, Jordania y Líbano, además de Irak y Arabia Saudita.

Desde una perspectiva humana, los judíos no tenían ninguna posibilidad de ganar esa guerra contra tal abrumadora superioridad. Pero, era el tiempo de Dios, y ¡Dios lo quiso!

El liderazgo palestino estaba convencido de que el espejismo de un Estado judío hallaría su fin en dos semanas como máximo. Les dijeron a los árabes que vi­vían en la región que era mejor que huyeran de ciudades como Jaffa y Haifa, con población mixta, porque en la guerra no se podría distinguir quién era judío y quién árabe. Muchos palestinos árabes creyeron esa propaganda, empacaron lo esencial, cerraron sus casas o apartamentos y huyeron a Líbano, Siria, Jordania o a la Franja de Gaza controlada por Egipto. Se les dijo que podrían regresar con los ejércitos victoriosos, a más tardar en dos semanas; pero eso nunca sucedió, fueron engañados por su propio liderazgo.

¿Quién es responsable de la tragedia palestina?
¿Los judíos son responsables? ¡En absoluto! Los palestinos solo pueden atribuir la culpa a sí mismos y a su propio liderazgo, porque nunca quisieron aceptar una división pacífica de la región. En cierta medida, se podría atribuir cierta culpa a los Estados vecinos y a quienes se aliaron con ellos en la guerra. Algunos palestinos culpan a las Naciones Unidas porque apoyaron la creación de un Estado judío en Palestina. Desde la fundación de Israel, la ONU ha estado ocupada con el problema palestino. Y los palestinos acusan a los judíos de haberles quitado su tierra. Pero al final, solo pueden culparse a sí mismos por su intransigencia. Querían todo o nada. Desafortunadamente, esto sigue siendo igual entre los extremistas hasta el día de hoy.

Afortunadamente, los judíos ganaron la guerra, que duró un año; y no solo la ganaron, sino que también mejoraron decididamente su posición. Nuevamente, solo podemos decir: Dios lo quiso, y llegó el momento del Señor. Israel solo permitió el regreso de refugiados palestinos en casos excepcionales, de lo contrario, habría sido un suicidio nacional.

La creación del Estado judío de Israel
Después de la Guerra de Independencia en 1949, cuando se logró un alto al fuego con los Estados vecinos, se estableció el Estado de Israel dentro de las fronteras acordadas en el armisticio, con Jerusalén como capital.

En medio de todo esto, surge la pregunta: ¿Qué habría sucedido si los árabes hubieran ganado la guerra? ¿Habría surgido un Estado palestino? Muy probablemente no. Los Estados vecinos que participaron en la guerra no tenían la intención de establecer un Estado palestino; cada uno de ellos quería conquistar la mayor porción posible de terreno para sí mismos. En caso de victoria, probablemente se habría desatado una guerra entre ellos por la distribución del botín. En 1949, los palestinos podrían haber fundado su Estado en la Ribera Occidental y en la Franja de Gaza, pero no fueron capaces y prefirieron seguir viviendo bajo dominio jordano y egipcio respectivamente.

El rechazo a Israel continúa
Para el mundo árabe que ro­deaba a Israel, el Estado judío era un cuerpo extraño. Lo veían más bien como un tumor maligno que debía ser eliminado. El rechazo a Israel se volvía cada vez más agresivo, y en 1967, Israel observó cómo se preparaban masivas operaciones militares del lado árabe. Israel pensó: la mejor defensa es un buen ataque, y así comenzó la famosa Guerra de los Seis Días, en la cual Israel logró una victoria casi increíble sobre Egipto, Jordania y Siria. Israel conquistó toda la península del Sinaí, la Ribera Occidental controlada por Jordania, y el Golán controlado por Siria. Esta victoria impresionante fue una gran vergüenza para los países árabes vecinos, especialmente para Egipto, que no podía permitir que esto quedara así; planeaban en secreto vengarse.

La Guerra del Yom Kippur
Solo seis años después, llegó la venganza. Aunque Israel fue advertido de una próxima guerra desde varias fuentes, no tomó las advertencias lo suficientemente en serio. La contundente victoria en la Guerra de los Seis Días contra los vecinos árabes se les había subido a la cabeza a los líderes israelíes y simplemente no creían que los árabes fueran capaces de algo así. El famoso servicio de inteligencia israelí, el Mossad, falló por completo. Afortunadamente, Jordania optó por no participar en la guerra contra Israel. El Día del Yom Kippur, cuando casi todos los soldados estaban de licencia, Israel fue atacado simultáneamente desde el norte y el sur. Se produjeron las mayores batallas de tanques de la era moderna, contra Egipto, junto al Canal de Suez y contra Siria en los Altos de Golán. Esta vez, Israel no logró una victoria real; la situación terminó más bien en un empate. Si Estados Unidos no hubiera ayudado a Israel con suministros de armas y municiones, el resultado de la guerra habría sido muy difícil para Israel. Egipto había restaurado su honor, lo cual era muy importante para ese país.

Con la Guerra del Yom Kippur comenzó la dependencia de Israel de Estados Unidos. Y como resultado, Egipto y más tarde Jordania hicieron las paces con Israel, con la mediación de Estados Unidos. Esto significó que reconocieron al Estado de Israel, algo impensable para los extremistas. El presidente de Egipto, A. Sadat, quién firmó la paz con Israel, fue asesinado más tarde por un extremista por esa misma razón. Sin embargo, objetivamente, debe reconocerse que entre los israelíes también hay extremistas. El primer ministro israelí, Itzhak Rabin, fue asesinado por un extremista judío porque quería hacer la paz con los palestinos.

El proceso de paz con los palestinos bajo la mediación de Estados Unidos
El proceso de paz con los palestinos comenzó en 1978 con los llamados Acuerdos de Camp David, en los cuales intervinieron los presidentes Jimmy Carter de EE.UU, Sadat de Egipto y Beguín de Israel. Luego, en la década del 1990, siguieron los llamados Acuerdos de Oslo bajo el primer ministro israelí Itzhak Rabin. Sin embargo, el proceso de paz planificado se estancó, principalmente porque los palestinos no cumplieron con su parte para avanzar en el proceso.

Se forma la resistencia y la oposición
Para los extremistas del lado palestino, un verdadero acuerdo de paz con Israel era como una traición, porque implicaba el reconocimiento de la nación hebrea. Esta fue también la razón por la cual Yaser Arafat, llegado el momento, no firmó el acuerdo con Ehud Barak. Firmarlo hubiera significado que ya no sería el héroe nacional palestino para los extremistas, sino un traidor a la causa palestina. Con la llegada de Jomeini al poder en Irán, los palestinos extremistas obtuvieron un poderoso defensor. Desde entonces, los líderes iraníes proclaman que Israel no tiene derecho a existir. Su expresidente, Mahmud Ahmadinejad, dijo dos veces en el podio de las Naciones Unidas que Israel no tiene legitimidad y que el Estado judío debe ser destruido. El mundo escuchó esta audacia y siguió adelante con su rutina, sin tomar medidas reales en contra.

Irán se convirtió en el líder de la oposición contra Israel y el principal patrocinador de Hamás en Gaza. Hoy, Israel lucha contra el terrorismo estatal promovido descaradamente por Irán y motivado por el islam.

El problema de los refugiados palestinos
Se crearon nuevas organizaciones de la ONU exclusivamente para resolver el problema de los refugiados palestinos. Sin embargo, en este momento, es inevitable notar que estas organizaciones existen más bien para perpetuar el problema de los refugiados palestinos que para resolverlo. Ha habido muchos problemas de refugiados en el mundo y se han resuelto. Por ejemplo, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hubo cerca de 15 millones de refugiados alemanes que fueron desplazados de los territorios orientales que Alemania perdió en la guerra. A nadie en Alemania hoy en día se le ocurriría reclamar esos antiguos territorios, porque todos comprenden cómo se perdieron. Alemania inició la guerra y la perdió. Todos saben que se deben asumir las consecuencias.

¿Y qué pasa con los palestinos? Iniciaron la guerra y la perdieron. Sin embargo, muchos de ellos no quieren ni reconocer ni asumir las consecuencias.

El componente religioso del conflicto palestino
En Jerusalén se encuentra el tercer lugar más sagrado del islam. El conflicto palestino hoy en día ya no es simplemente una disputa entre los palestinos e Israel. Los palestinos han logrado convertir el conflicto en un problema panislámico. No solo Israel se ve amenazado por la postura radical contra él por parte de Irán, sino también todos los Estados islámicos moderados se sienten cada vez más en la mira de Irán, especialmente Egipto y Jordania, que han firmado la paz con Israel. Para los musulmanes radicales, esos moderados son traidores a la causa panislámica, que busca liberar los lugares sagrados del islam en Jerusalén de los ocupantes judíos.

El mundo islámico se divide
Hoy en día, incluso Arabia Saudita y los Estados del Golfo se sienten amenazados por Irán. A raíz de esta preocupación, surgieron los llamados “Acuerdos de Abraham” entre Israel y varios Estados árabes. Muchos de los países árabes más moderados de hoy en día han reconocido que Israel está haciendo lo correcto al enfrentar la amenaza de Irán. Lo que hace no mucho tiempo se consideraba imposible está sucediendo: Israel se está aliando con países islámicos contra la amenaza proveniente de Irán. 

¿Por qué invierten tanto los Estados Unidos en Israel?
Los Estados Unidos saben que Israel es el único aliado confiable en el Medio Oriente. ¿Cuántos miles de millones han invertido los Estados Unidos en Irak y Afganistán? ¿Y qué han logrado al final? Casi nada. Por el contrario, fortaleció aún más el frente de rechazo. Hoy vemos cómo se abre una brecha en el mundo islámico, entre musulmanes moderados y radicales. Una brecha que se extiende hasta Europa y los Estados Unidos, y a todos los lugares adónde emigran musulmanes. El fantasma de un conflicto global se vislumbra en el horizonte de los acontecimientos mundiales. Estados Unidos intenta prevenirlo. La pregunta es: ¿cuánto tiempo más lograrán hacerlo?

¿Por qué los musulmanes no emigran a países islámicos?
Existen 22 países árabes islámicos y al menos la misma cantidad de países musulmanes no árabes. ¿Por qué los refugiados musulmanes no son acogidos por esos países? ¿Y por qué los musulmanes no se mudan allí? Porque generalmente no son bienvenidos en otros países musulmanes y, por lo tanto, prefieren el Occidente libre. Sin embargo, sus corazones siguen aferrados a las tradiciones y al pensamiento radical de sus países de origen. Y esto se convierte cada vez más en un problema para el mundo occidental.

¿Qué pasará con Gaza?
Después de los terribles crímenes cometidos por Hamás el 7 de octubre de 2023 en los asentamientos judíos cerca de la Franja de Gaza, Israel se dio cuenta de que debe acabar de una vez por todas con el monstruo llamado Hamás. Pero incluso si tiene éxito, debemos tener en cuenta que la amenaza de Irán y del resto del mundo islámico radical y extremista seguirá existiendo para Israel. Esta amenaza también se está convirtiendo cada vez más en una amenaza mundial. La única consolación que nos queda es el hecho de que nada sucede sin el permiso de Dios. Él, el Juez de toda la Tierra, tiene la última palabra.

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