El Códice Sassoon

Antje Naujoks

Se trata de la versión más antigua de la Biblia hebrea y la que se considera la más completa, realizada en el siglo IX o principios del X. El nombre del códice se debe a que se utilizó pergamino, ya que en aquella época aún no se conocía el papel. El Códice de Alepo también data de esta época, pero carece del Pentateuco (los cinco libros de Moisés). “Dar vuelta estas páginas e imaginarse quién pudo haber estudiado estos escritos bíblicos es sencillamente cautivador. Además, este códice tiende un puente cultural y es también una cápsula única del tiempo”, afirma Sharon Liberman Mintz, consultora de Judaica para la casa de subastas Sotheby’s desde 1995. Aquí se subasta el códice, cuya historia no es menos sensacional. Se sabe que en el siglo XI la escritura estaba en posesión de un mercader judío que comerciaba en Israel y Siria. Unos 200 años después, hay pruebas de que el códice fue donado a una sinagoga de Siria. Durante una incursión mongola en el siglo XIII, fue escondido por un miembro de la congregación, pero no se tiene constancia de su paradero desde el siglo XIV. En 1929, un biblista judío-alemán avisó al coleccionista británico David Salomon Sassoon de que el códice estaba en venta. El patrimonio de Sassoon, fallecido en 1942, se subastó en 1978. Ahora, el banquero suizo Jacqui Safra es el siguiente particular que sacará el códice a subasta. Desde hace unos 100 años, el precio de este códice, que ya era muy cotizado desde el principio, no ha dejado de subir. La casa de subastas espera una puja de entre 30 y 50 millones de euros.

De hecho, códice de 1100 años de antigüedad fue subastado en Nueva York por 38 millones de dólares. Fue adquirido por Alfred H. Moses en nombre de los Amigos del Museo ANU de Tel Aviv. El libro encuentra así su camino a Tierra Santa y ya no es de propiedad privada, sino que se exhibe en un museo para que todos lo vean.

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