Entendidos en los tiempos

Norbert Lieth

Quisiera que nos acompañe, en este año nuevo, la última oración de la Biblia: “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Ap. 22:20).

Durante los acontecimientos de los últimos años, y especialmente en estos meses pasados, con el ataque terrorista de Hamás contra Israel, la Palabra profética ha sido como una “antorcha que alumbra en lugar oscuro”. No son pocos los cristianos que experimentaron un verdadero despertar espiritual, dándose cuenta de lo actual y presente que es la Palabra viva de Dios. En cualquier momento nos puede tocar presenciar su cumplimiento. Lo profetizado en tiempos bíblicos repentinamente puede hacerse realidad en nuestros días. Por eso, y más que nunca, debemos velar, orar y buscar orientación en la Biblia.

La profecía bíblica pone en el foco de atención al pueblo de Israel y su tierra. En nuestro tiempo globalizado, sin embargo, esto involucra automáticamente también al Occidente, que sigue con preocupación el conflicto en Medio Oriente, y finalmente al mundo entero. Sea en una contexto negativo o positivo, Israel con frecuencia se encuentra en el centro de los acontecimientos; y esto se explica por el hecho de que está en el centro de la profecía de Dios.

La Biblia nos revela que:

Israel es amado por Dios a causa de los padres, a pesar de ser actualmente todavía un enemigo en cuanto al Evangelio (Romanos 11:28). Por eso el mundo lo odia.

Israel será restaurado espiritualmente 
—por eso lo quieren destruir.

Israel tiene un futuro y será salvo 
—por eso le quieren robar su futuro.

Israel es una prueba del Dios vivo 
—por eso lo quieren aniquilar.

Israel será dueño del Reino mesiánico 
—por eso le quieren quitar el territorio.

La existencia de Israel, a pesar de la eterna enemistad que sufre, es una prueba de la verdad de la Biblia y demuestra que el Corán se equivoca. Esto provoca el grito de protesta del mundo musulmán contra Israel y los cristianos.

El retorno de Jesús está relacionado con la existencia de un Estado judío y los acontecimientos alrededor: 

“Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:11). “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente” (Zac. 14:4). “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zac. 12:10). Por eso ¡mantengamos los ojos abiertos! 

El siguiente versículo muestra lo que necesitamos en nuestro tiempo:

“De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer…” (1 Cr. 12:32).

¿Somos nosotros, los cristianos, personas entendidas en los tiempos? ¿Sabemos cómo orar en estos días? Debe ser nuestro deseo de que Israel encuentre a su Mesías y que el Señor cumpla Su Palabra profética y vuelva pronto. Y tampoco perdamos de la vista que también los enemigos de Israel son amados por Dios en Jesús y llamados a ser salvos.

Jesús dijo a los fariseos y saduceos en Jerusalén: “¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!” (Mt. 16:3). Estaba hablando de Su propia época, pues el Señor había venido a este mundo exactamente al cumplirse el tiempo para esto (Gálatas 4:4). Y para Su retorno vale el mismo principio.

La mayoría de las señales que indican el pronto regreso de Jesús están relacionadas con el territorio y el pueblo judío. Por eso son de tan palpitante actualidad los acontecimientos de nuestro tiempo. Y ellos aumentan la intensidad de nuestro ruego al iniciar un año nuevo: “Amén; sí, ven, Señor Jesús”.

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad